Habrá construcciones por veinte años: Sector estaba reservado para ser un parque, pero una ley ya derogada le quitó esa condición.

Según el plan regulador de Santiago, el cerro Alvarado era una de varias colinas “isla” destinadas a convertirse en áreas verdes en medio de la ciudad. Trazada en los años 60 y actualizada en 1994 y 2013, la idea de esa planificación era dotar a la capital de espacios públicos similares a los de los cerros San Cristóbal y Santa Lucía.

A comienzos de la década pasada, una nueva ley buscó agilizar la puesta en marcha de parques y calles “reservados” en el plan regulador. Dicha norma, no obstante, desafectaba esas zonas por un plazo de ocho a 12 años, lo que comenzó a regir en 2010. Una de ellas fue el cerro Alvarado, donde fruto de esa ventana hoy se pueden ver grúas que levantan edificios donde se implementaría un parque.

“Hay una distorsión de lo que es la calidad de vida, creada por los beneficios económicos que la construcción de torres genera a las inmobiliarias”, lamenta Marta Lagos, una de las vecinas de Lo Curro Bajo.

Aunque una ley aprobada en 2014 derogó las desafectaciones, también exigió respetar los permisos de edificación otorgados mientras los terrenos estuvieron sin protección.

El alcalde de Vitacura, Raúl Torrealba, quien había expresado a “El Mercurio” que haría “todo lo posible” para que el cerro Alvarado fuera un pulmón verde, señala que el municipio le asignó normas urbanísticas debido a instrucciones de la Seremi de Vivienda en 2009 y 2012.

Agrega que el permiso “exige que las áreas verdes privadas se distribuyan en la cumbre a fin de reforestar esa área actualmente muy desértica y protegiendo la morfología y topología del sector. Asimismo el resto del proyecto conforma un tipo de barrio jardín similar a Lo Curro”.

En cuanto al impacto vial, indica que el proyecto debe mitigar construyendo el enlace poniente del puente Tabancura (en dirección oriente), más dos pistas de la Costanera Sur entre Tabancura y Pamplona.

Fuente: COPROCH